jueves, 2 de septiembre de 2010

Encuesta: 67% de los chilenos está a favor de subir el impuesto a la comida chatarra


Estudio fue llevado a cabo por la empresa de investigación Synovate y cuenta con el respaldo de la Sociedad Chilena de Cardiología y Cirugía Cardiovascular (SOCHICAR).


En abril, el ministro de Salud, Jaime Mañalich, anunció un proyecto de ley que propone aumentar en un 20% el impuesto a la comida chatarra con el fin de reducir los altos índices de obesidad infantil, promover una alimentación sana y motivar a la población para que haga más ejercicio. Distintas voces del mundo político, médico y representantes del comercio se han manifestado al respecto, pero ¿qué piensan los chilenos? Para dilucidar esta interrogante, la empresa de investigación Synovate aplicó una encuesta, cuyos resultados revelan que una mayoría se muestra a favor de aplicar la medida.

Uno de los impulsores de esta iniciativa es el senador PPD Guido Girardi quien comparó a las empresas que producen comida chatarra con las tabacaleras, en el sentido de generar lucro con productos que provocan una serie de enfermedades que debido a su riesgo cardiovascular, pueden tener un desenlace fatal.

“El estudio también demuestra que para la mayoría de la población- cerca de un 95%- la obesidad infantil es realmente un tema que los preocupa a nivel país, mientras que un 76% confesó estarlo respecto de la realidad que viven sus propios hijos”, comenta Rafael Céspedes, Gerente General de Synovate en Chile.

Si bien los indicadores de obesidad en los escolares de primero básico bajaron en la gran mayoría del país de una tasa de 21.8% del años 2007 a 20.8 % en el 2008, hay regiones que tienen índices por sobre el promedio nacional como por ejemplo: Magallanes, Aysén, Los Lagos y Arica. “Prevenir la obesidad es una tarea que debe iniciarse antes de los 2 años. Es así como la alimentación que se recibe durante la gestación y los primeros años de vida es clave en el desarrollo intelectual y en la aparición de enfermedades crónicas en la etapa adulta. Se recomienda lactancia exclusiva hasta los seis primeros meses de vida, mayor consumo de lácteos semidescremados y pescados ricos en omega 3, más carnes magras y, por lo tanto, menor aporte calórico de grasas y almidones. Los niños deben consumir más legumbres verduras y frutas enterar, en lugar de prepararlos en jugo o pelarlas. Al mismo tiempo, desde la niñez se debe reducir el azúcar y la sal en los alimentos a no más de 2 a 3 gramos, en el caso de esta última, porque de esta manera no se condiciona el gusto por estos nutrientes”, señala al respecto la Dra. María Virginia Araya, Presidenta del Depto. de Prevención de la Sochicar.

De la muestra, prácticamente 9 de cada 10 chilenos considera que las compañías de alimentos tienen la responsabilidad de incluir en su oferta opciones saludables, seguido por un 84% que piensa que el aporte de la industria alimentaria, puede ayudar a prevenir el aumento de la obesidad infantil. Siguiendo esta línea de prevención, los encuestados se muestran proclives a la propuesta que busca generar un alza de impuesto a la comida chatarra para evitar que los índices de obesidad en el país aumenten.

“Un niño obeso es producto de una familia que tiene un mal concepto de la alimentación, por lo cual se debe trabajar con padres, apoderados y también con los jóvenes. Muchas veces las comidas chatarras, tales como papas fritas, galletas rellenas, jugos con azúcar, frutas enlatadas, etc., son otorgadas como premio a los hijos y como colación diaria. Para evitar esta tendencia, algunos colegios ya han realizado importantes acciones para combatir la obesidad, como incluir más horas de actividad física e incorporar cambios en los hábitos de vida de los niños, a quienes se les incentiva a comer más sano, a través de actividades recreativas y la instalación de quioscos saludables. En este sentido, el hecho de elevar el impuesto a la comida rica en calorías es una muy buena propuesta para reducir esta gran epidemia a nivel país”, concluye la Dra. María Virginia Araya.

Finalmente, es importante señalar que sólo la mitad de los entrevistados señala que lee las etiquetas de los alimentos que compra, con el fin de saber cuántas calorías, porcentaje de grasa, azúcar o sal contienen.

Ficha técnica

La investigación que llevó a cabo Synovate fue aplicada a una muestra compuesta por 500 personas, hombres y mujeres entre 18 y 65 años, residentes en el Gran Santiago, de los niveles socioeconómicos ABC1, C2, C3 y D.

La distribución muestral fue proporcional a la distribución poblacional para cada una de las variables de segmentación (Edad, Sexo, GSE), por lo que la muestra es auto-ponderada.


Fuente: http://www.lasegunda.com/ediciononline/cronica/detalle/index.asp?idnoticia=583438

Grupo Nº1

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