lunes, 23 de agosto de 2010

Despertar en la noche aumenta las ganas de comer en el día

Estudio en 700 adolescentes chilenos



Especialistas del Laboratorio del Sueño, del INTA y de la U. de California siguen desde hace 17 años los patrones de sueño de 700 jóvenes desde que tenían pocos meses de vida.

Pamela Elgueda T. Un adolescente debe dormir nueve horas cada noche. Una quimera, dirán muchos padres, porque desde los 10 años que comienzan a atrasar sus horarios de sueño hasta más tarde. Ese menor descanso, sin embargo, tiene para ellos consecuencias hasta ahora insospechadas.

Un estudio de especialistas del Laboratorio de Sueño del Instituto de Nutrición y Tecnología de los Alimentos (INTA) y el Departamento de Pediatría de la Universidad de California, en San Diego, encontró que aquellos adolescentes que despiertan más en la noche, por períodos de cinco o más minutos cada vez, sienten más ganas de comer en el día.

Los datos preliminares de este estudio, que involucra en total a 700 chilenos de 17 años cuyos hábitos de sueño son estudiados desde que tienen pocos meses de vida, ya fueron presentados por el doctor Patricio Peirano y la doctora Cecilia Algarín, del INTA, en el Congreso de la Academia Americana de Pediatría en Vancouver, durante mayo pasado, y en septiembre serán expuestos nuevos resultados en el Congreso de la Sociedad Europea de Investigación de Sueño, en Lisboa.

Más carbohidratos

Lo que hicieron los investigadores del INTA fue entregar a los 71 adolescentes un actígrafo, un dispositivo con forma de reloj pulsera, que llevaron en su muñeca las 24 horas del día durante una semana. "Con este aparato pudimos determinar cuántas veces despertaron en la noche, cuánto rato tardaron en volver a dormirse, si hicieron una siesta durante el día, etc.", explica el doctor Patricio Peirano.

Luego invitaron a los adolescentes a tomar desayuno en el INTA, donde pudieron elegir qué comer y tomar. Cada bocado que probaron fue registrado por una nutricionista y en promedio consumieron 402 calorías.

Al terminar dijeron estar satisfechos y no querer más alimentos. Entonces, los investigadores esperaron 20 minutos e invitaron a los jóvenes a otro sitio donde les ofrecieron alimentos. Aquellos que durmieron menos durante la noche, porque tuvieron un sueño fragmentado (con un promedio de tres y medio despertares de a lo menos cinco minutos cada uno), comieron otra vez. Los investigadores comprobaron que por cada quince minutos menos de tiempo total de sueño, su consumo de carbohidratos aumentó en 12,4%.

"La importancia de este estudio es que nos ayuda a entender cómo la falta de sueño afecta apetencia y saciedad, lo que es relevante considerando las tasas de sobrepeso y obesidad que afectan a nuestra población", explica el doctor Peirano.

Evitar este sueño fragmentado depende de medidas de "higiene" del ciclo sueño-vigilia: "Si durante la vigilia los adolescentes fuman, toman café y té, le suman alcohol, chocolate y bebidas cola, es difícil que el cerebro pueda hacer lo que debe hacer mientras se duerme", explica el doctor Peirano.

Porque las funciones del cerebro durante el descanso nocturno no son pocas: consolida la memoria y se ajustan las hormonas que regulan la saciedad, entre otras. De ahí las ganas de comer de estos adolescentes.

"La fragmentación y la privación del sueño afectan el aprendizaje y la consolidación de la memoria, con repercusiones en el rendimiento escolar", complementa la doctora Julia Santín, neuróloga del Centro del Sueño de la Universidad Católica. "También produce fatigabilidad, fallas de concentración e irritabilidad durante el día".

Quizás estos datos ayuden a muchos padres a convencer a sus hijos que es hora de dormirse más temprano.

8,2 horas, promedio, de sueño tuvieron los adolescentes desde que se durmieron hasta que se despertaron. Pero en total durmieron en promedio 7,7 horas. La diferencia es el tiempo que permanecieron despiertos.

Domir bien La doctora Julia Santín da las siguientes sugerencias para tener un buen descanso: Reservar el dormitorio sólo para dormir. No usarlo como sala de estar ni para comer; tampoco para estudiar.

Evitar fumar, consumo de café, bebidas con cafeína o guaraná y alcohol.

No dormir siesta.

Entrar al dormitorio y acostarse cuando tenga sueño, no por horario. No mirar el reloj al despertar en la noche.

No tener computador, TV ni equipos de videojuegos en el dormitorio.



Fuente: http://diario.elmercurio.cl/detalle/index.asp?id={826979ef-fd61-44fa-b9fa-fa0e4bae3155}

Grupo Nº5

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